PAUTAS DE ACTUACIÓN Y COMPORTAMIENTO DE UN ESCOLTA.
Aunque el deber de un escolta es el de evitar todo peligro para su protegido, nuestra labor debemos hacerlo lo más solapada y tranquilamente posible, de manera que no sólo no consigamos ejercer una mejor labor, sino, y un punto importante, que nuestro trabajo no afecte a la persona a la que protegemos.
El escolta ha de estar todo el tiempo alerta y precavido, pero no debe contagiar este estado a su protegido, ya que éste, en la mayoría de las ocasiones, tendrá su propia vida y rutina. Debemos saber adaptarnos -en la medida de lo posible, lógicamente- a ella sin que se note ni nuestra intervención, ni nuestros miedos o sospechas.
Sólo en última instancia intervendremos con el protegido para hacerle modificar, aunque sea mínimamente, sus pautas cotidianas.
Por ejemplo: si existe un auto aparcado, que nos hace sospechar, no debemos advertirle de ello al protegido y hacerle variar su ruta. La mayoría de las veces esto crearía situaciones de alerta que, con el tiempo, pasarán no sólo a afectar su vida privada, sino su propia estabilidad emocional.
Por ello es imperativo que dejemos claro al protegido que aceptará nuestras sugerencias por encima de todo y las tendrá en cuenta. Debemos, en lo que se llama en el argot, obrar con psicología.
En otras ocasiones, sin embargo, y en determinados trabajos, solamente tendremos acceso al VIP a través del Jefe de Seguridad, que es la persona que contará con todos los medios y que, se supone, posee la mayor experiencia. Si esto es así, el Jefe de Seguridad debe saber interpretar correctamente nuestras órdenes y trasladarlas correctamente al protegido, de manera que no se cree confusión y la situación no derive en un acto de irresponsabilidad.
Ante el vehículo aparcado del ejemplo anterior no diremos algo así: “Sospecho de ese auto, probablemente tenga una bomba adosada, vámonos por este lado de la acera o por esta ruta”. Eso, dicho la primera vez, probablemente le afectará y nos hará caso, pero cuando lo decimos diez, doce o cien veces, como, probablemente, tengamos que hacer -dependiendo del caso- el protegido acabará o por no hacernos caso, o le crearemos una situación de estrés para la que él no está - y no tendría por qué estarlo, por otra parte - preparado.
En lugar de ello diremos: “Vamonos por esta zona (o por esta acera, o por esta parte del edificio)”. No le diremos por qué ni para qué. Si la bomba explota luego en la otra parte del edificio por la que nosotros no hemos pasado, ya habrá tiempo de explicárselo; y, sino explota, le habremos ahorrado un disgusto.
Por todo lo anterior hay que insistir sobre ello: antes de entrar a cumplir nuestro trabajo debemos dejarle claro cómo actuaremos y la importancia de hacernos caso.
Esto implica algo importante: responsabilidad. A partir de ahora no podremos decir que el protegido ha ido por éste u otro sitio “por su culpa”, aunque en la mayoría de las ocasiones, realmente, así sea.
Debemos tener la capacidad -y la autoridad- para modificar rutas, cambiar ubicaciones y alterar recorridos. Esto, lógicamente, es más o menos fácil cuando el protegido decide dar un paseo todas las tardes, pero es más difícil de conseguir cuando debemos hacer la escolta sobre un determinado trazado con multitud de gente que ha sido previsto con antelación semanas, cuando no meses, atrás.
Por ello, otro de los aspectos importantes del escolta es que ha de ser flexible. Y, por ello también, es muy importante que sepa analizar, en minutos (¡o segundos incluso!) la situación que le rodea y que rodea a su protegido: posibles zonas de evacuación, peligros inminentes, zonas de paso más seguras… a veces solo tendremos unos minutos para decidir todo esto, y es nuestra experiencia, junto con nuestra profesionalidad, la que nos ayudará a salir airosos.
Todo ello, además, debe hacerse de modo “transparente” para el protegido, sin que nada le afecte o, cuanto menos, le afecte lo más mínimo. Es lo que se denomina “intervención silenciosa”, una especie de vigilancia latente que nunca debemos aletargar y, también, nunca debemos hacer evidente.
No obstante, en muchas ocasiones no tendremos la capacidad (ni la autoridad moral, no ya profesional) de modificar su agenda o sus compromisos. Ante ello debemos actuar intentando haber preparado el terreno mucho antes (esto es posible en muchos casos, ya que los compromisos de muchas autoridades han sido pactados bastante tiempo antes). Pero incluso eso es menos importante, a veces el peligro lo tenemos nada más salir a la puerta de casa, y si modificamos esa parte podemos haberle salvado la vida, aún sin nosotros llegar a saberlo nunca.
Aunque el deber de un escolta es el de evitar todo peligro para su protegido, nuestra labor debemos hacerlo lo más solapada y tranquilamente posible, de manera que no sólo no consigamos ejercer una mejor labor, sino, y un punto importante, que nuestro trabajo no afecte a la persona a la que protegemos.
El escolta ha de estar todo el tiempo alerta y precavido, pero no debe contagiar este estado a su protegido, ya que éste, en la mayoría de las ocasiones, tendrá su propia vida y rutina. Debemos saber adaptarnos -en la medida de lo posible, lógicamente- a ella sin que se note ni nuestra intervención, ni nuestros miedos o sospechas.
Sólo en última instancia intervendremos con el protegido para hacerle modificar, aunque sea mínimamente, sus pautas cotidianas.
Por ejemplo: si existe un auto aparcado, que nos hace sospechar, no debemos advertirle de ello al protegido y hacerle variar su ruta. La mayoría de las veces esto crearía situaciones de alerta que, con el tiempo, pasarán no sólo a afectar su vida privada, sino su propia estabilidad emocional.
Por ello es imperativo que dejemos claro al protegido que aceptará nuestras sugerencias por encima de todo y las tendrá en cuenta. Debemos, en lo que se llama en el argot, obrar con psicología.
En otras ocasiones, sin embargo, y en determinados trabajos, solamente tendremos acceso al VIP a través del Jefe de Seguridad, que es la persona que contará con todos los medios y que, se supone, posee la mayor experiencia. Si esto es así, el Jefe de Seguridad debe saber interpretar correctamente nuestras órdenes y trasladarlas correctamente al protegido, de manera que no se cree confusión y la situación no derive en un acto de irresponsabilidad.
Ante el vehículo aparcado del ejemplo anterior no diremos algo así: “Sospecho de ese auto, probablemente tenga una bomba adosada, vámonos por este lado de la acera o por esta ruta”. Eso, dicho la primera vez, probablemente le afectará y nos hará caso, pero cuando lo decimos diez, doce o cien veces, como, probablemente, tengamos que hacer -dependiendo del caso- el protegido acabará o por no hacernos caso, o le crearemos una situación de estrés para la que él no está - y no tendría por qué estarlo, por otra parte - preparado.
En lugar de ello diremos: “Vamonos por esta zona (o por esta acera, o por esta parte del edificio)”. No le diremos por qué ni para qué. Si la bomba explota luego en la otra parte del edificio por la que nosotros no hemos pasado, ya habrá tiempo de explicárselo; y, sino explota, le habremos ahorrado un disgusto.
Por todo lo anterior hay que insistir sobre ello: antes de entrar a cumplir nuestro trabajo debemos dejarle claro cómo actuaremos y la importancia de hacernos caso.
Esto implica algo importante: responsabilidad. A partir de ahora no podremos decir que el protegido ha ido por éste u otro sitio “por su culpa”, aunque en la mayoría de las ocasiones, realmente, así sea.
Debemos tener la capacidad -y la autoridad- para modificar rutas, cambiar ubicaciones y alterar recorridos. Esto, lógicamente, es más o menos fácil cuando el protegido decide dar un paseo todas las tardes, pero es más difícil de conseguir cuando debemos hacer la escolta sobre un determinado trazado con multitud de gente que ha sido previsto con antelación semanas, cuando no meses, atrás.
Por ello, otro de los aspectos importantes del escolta es que ha de ser flexible. Y, por ello también, es muy importante que sepa analizar, en minutos (¡o segundos incluso!) la situación que le rodea y que rodea a su protegido: posibles zonas de evacuación, peligros inminentes, zonas de paso más seguras… a veces solo tendremos unos minutos para decidir todo esto, y es nuestra experiencia, junto con nuestra profesionalidad, la que nos ayudará a salir airosos.
Todo ello, además, debe hacerse de modo “transparente” para el protegido, sin que nada le afecte o, cuanto menos, le afecte lo más mínimo. Es lo que se denomina “intervención silenciosa”, una especie de vigilancia latente que nunca debemos aletargar y, también, nunca debemos hacer evidente.
No obstante, en muchas ocasiones no tendremos la capacidad (ni la autoridad moral, no ya profesional) de modificar su agenda o sus compromisos. Ante ello debemos actuar intentando haber preparado el terreno mucho antes (esto es posible en muchos casos, ya que los compromisos de muchas autoridades han sido pactados bastante tiempo antes). Pero incluso eso es menos importante, a veces el peligro lo tenemos nada más salir a la puerta de casa, y si modificamos esa parte podemos haberle salvado la vida, aún sin nosotros llegar a saberlo nunca.
PROCEDIMIENTOS DE OPERACIÓN DE VEHÍCULO DE ESCOLTA.
A- Del vehículo oficial .
1- Se usará únicamente para transportar al personaje.
2- El personaje no podrá delegar el uso del vehículo oficial a otro miembro de su grupo. Salvo en caso de reparaciones o mantenimientos rutinarios .
3- El vehículo oficial será conducido únicamente en apoyo directo del personaje.
4- El vehículo deberá estar disponible las 24 horas y siempre bajo la custodia de un agente de seguridad.
5- De no ser así, el vehículo deberá estar bajo la custodia de un agente durante todas las horas de uso y estacionado por la noche en un lugar seguro y examinado minuciosamente por un equipo de la sección de desarme de explosivos todas las mañanas antes de usarlo.
6- Al trasladar al personaje , todos los cristales de las ventanas deben estar alzados y las puertas cerradas con el seguro puesto.
7- El oficial a cargo de la operación de protección va en el asiento delantero mano derecha del vehículo.
8- En una operación de protección de un solo automóvil, le corresponderá al agente a cargo de notificar por radio al puesto de mando sobre la llegada y la salida de la comitiva. En comitivas más grandes , el jefe de turno que va en el coche de escolta se encargará de las comunicaciones por radio . El agente a cargo de la operación hará que las comunicaciones por radio se mantengan al mínimo absoluto dentro del vehículo oficial.
8- El conductor del vehículo oficial deberá ajustar su asiento y el resto del equipo para poder conducir de la forma más cómoda. Solamente el conductor del vehículo tendrá abrochado el cinturón de seguridad.
9- El conductor del vehículo oficial no saldrá de esta para abrirle la puerta al dignatario, ni a ningún otro pasajero , se mantendrá en el volante listo para emprender la marcha en caso que surja alguna emergencia cerca del vehículo.
10- El conductor será responsable de la seguridad del vehículo y no lo abandonará hasta que sea reemplazado debidamente en sus tareas.
11- El conductor del vehículo oficial deberá hacer la señal de cambio de carril, virajes, o altos, a fin de prevenir al conductor del coche de escolta que le sigue.
B- Del vehículo escolta
1- El coche escolta, en determinados momentos puede servir de :
- Vehículo de repuesto : se utiliza para transportar al personaje en caso que el vehículo oficial tenga desperfectos mecánicos.
- Transportador de personal : transporta a los agentes de turno que protegen al personaje durante su desplazamiento de la comitiva y todos los movimientos de cambios.
- Portador de equipo : Lleva el botiquín, armas largas, un extinguidor, y demás equipos necesarios.
- Puesto de mando móvil : Sirve de enlace para las comunicaciones por radio entre los agente que acompañan al personaje y el puesto de mando.
- Vehículo táctico : Se usa como escudo para proteger al vehículo oficial como respuesta táctica durante los ataques contra dicho vehículo .
2- El conductor del coche escolta deberá tener abrochado el cinturón de seguridad y el equipo ajustado a su propio uso. Todos los cristales de las ventanas deberán estar bajos a excepción de los del conductor del coche escolta, que deberá estar alzados.
3- El coche escolta en todas las comunicaciones por radio deberá estar a cargo del jefe de turno mientas la comitiva está en marcha . Este tiene la responsabilidad de llamar al puesto de mando para notificarle sobre la salida y llegada de la comitiva . También habrá que notificar por radio al agente de inspección, previo cuando la comitiva esté a cinco minutos y luego cuando esté a un minuto de llegada.
4- El coche escolta no deberá permitir que otros vehículos se interpongan entre él y el vehículo oficial . Al conducir en forma agresiva se puede impedir que esto ocurra.
A- Del vehículo oficial .
1- Se usará únicamente para transportar al personaje.
2- El personaje no podrá delegar el uso del vehículo oficial a otro miembro de su grupo. Salvo en caso de reparaciones o mantenimientos rutinarios .
3- El vehículo oficial será conducido únicamente en apoyo directo del personaje.
4- El vehículo deberá estar disponible las 24 horas y siempre bajo la custodia de un agente de seguridad.
5- De no ser así, el vehículo deberá estar bajo la custodia de un agente durante todas las horas de uso y estacionado por la noche en un lugar seguro y examinado minuciosamente por un equipo de la sección de desarme de explosivos todas las mañanas antes de usarlo.
6- Al trasladar al personaje , todos los cristales de las ventanas deben estar alzados y las puertas cerradas con el seguro puesto.
7- El oficial a cargo de la operación de protección va en el asiento delantero mano derecha del vehículo.
8- En una operación de protección de un solo automóvil, le corresponderá al agente a cargo de notificar por radio al puesto de mando sobre la llegada y la salida de la comitiva. En comitivas más grandes , el jefe de turno que va en el coche de escolta se encargará de las comunicaciones por radio . El agente a cargo de la operación hará que las comunicaciones por radio se mantengan al mínimo absoluto dentro del vehículo oficial.
8- El conductor del vehículo oficial deberá ajustar su asiento y el resto del equipo para poder conducir de la forma más cómoda. Solamente el conductor del vehículo tendrá abrochado el cinturón de seguridad.
9- El conductor del vehículo oficial no saldrá de esta para abrirle la puerta al dignatario, ni a ningún otro pasajero , se mantendrá en el volante listo para emprender la marcha en caso que surja alguna emergencia cerca del vehículo.
10- El conductor será responsable de la seguridad del vehículo y no lo abandonará hasta que sea reemplazado debidamente en sus tareas.
11- El conductor del vehículo oficial deberá hacer la señal de cambio de carril, virajes, o altos, a fin de prevenir al conductor del coche de escolta que le sigue.
B- Del vehículo escolta
1- El coche escolta, en determinados momentos puede servir de :
- Vehículo de repuesto : se utiliza para transportar al personaje en caso que el vehículo oficial tenga desperfectos mecánicos.
- Transportador de personal : transporta a los agentes de turno que protegen al personaje durante su desplazamiento de la comitiva y todos los movimientos de cambios.
- Portador de equipo : Lleva el botiquín, armas largas, un extinguidor, y demás equipos necesarios.
- Puesto de mando móvil : Sirve de enlace para las comunicaciones por radio entre los agente que acompañan al personaje y el puesto de mando.
- Vehículo táctico : Se usa como escudo para proteger al vehículo oficial como respuesta táctica durante los ataques contra dicho vehículo .
2- El conductor del coche escolta deberá tener abrochado el cinturón de seguridad y el equipo ajustado a su propio uso. Todos los cristales de las ventanas deberán estar bajos a excepción de los del conductor del coche escolta, que deberá estar alzados.
3- El coche escolta en todas las comunicaciones por radio deberá estar a cargo del jefe de turno mientas la comitiva está en marcha . Este tiene la responsabilidad de llamar al puesto de mando para notificarle sobre la salida y llegada de la comitiva . También habrá que notificar por radio al agente de inspección, previo cuando la comitiva esté a cinco minutos y luego cuando esté a un minuto de llegada.
4- El coche escolta no deberá permitir que otros vehículos se interpongan entre él y el vehículo oficial . Al conducir en forma agresiva se puede impedir que esto ocurra.
EVITANDO SORPRESAS.
Cuando caminamos por una zona de arboleda, protegiendo a una persona al paso, los manuales nos dicen que debemos evitar pasar cerca de los árboles, en donde puede haber personas emboscadas.
Cuando nos atacan por detrás, el primer punto de atención en el que se centra el terrorista somos nosotros: el objetivo no es tan importante, porque pueden acabar con él de una forma u otra, pero los profesionales, quien puede poner en peligro toda la operación, es el escolta. A veces se tienda a proteger “en exceso” a nuestro cliente obviando esta máxima.
A nosotros se nos acercarán por detrás o a los lados, o, incluso, en coche o en moto. Elegirán los lugares más propicios para ellos, donde podrán huir mejor y donde los testigos sean mínimos: aparcamientos, zonas aledañas de parques, jardines amplios con rincones sombríos… Etc.
En otras ocasiones es el guardaespaldas quienes les sorprenden a ellos, e, incluso, se han dado casos de querer “pedirles la documentación”. No es buena consejera el hacer de héroe en estos casos. Si el terrorista quiere huir pongámosles un “puente de plata” y que se encarguen de él la policía, ya que nosotros no tenemos -ni podemos, ya que nuestro principal cometido es proteger a nuestro cliente- la capacidad ni los medios para ello.
Pero, si por el contrario, son ellos quienes nos sorprenden a nosotros, estamos acabados. Lo que buscan no es herirnos, lo que buscan es matarnos. Saben que somos un “testigo vital” en la investigación, y nos harán callar la boca. Y, luego, acabarán con nuestro protegido. ¿Qué le decimos, por tanto, a nuestro protegido? ¿Qué evite los lugares rutinarios, su bar preferido de las tardes, su rincón melancólico del parque que le trae tantos recuerdos?
Si estamos escoltando a nuestro protegido, es fácil para un grupo terrorista, relativamente, acabar con él y con nosotros por sorpresa, casi al mismo tiempo. Pero ¿y si le protegemos mediante persecución suprapanorámica? Los terroristas dudarán, el elemento sorpresa ya no lo sería tanto, y, aunque consiguieran su objetivo, muy difícilmente conseguirían salir airosos de la situación. Y eso es algo que les hará sopesar muy mucho el hacerlo.
La protección más eficaz que un escolta puede hacer no es estar todo el día sobre su protegido como una lapa, sino, siempre, elegir la manera más eficaz de protección, dependiendo de la situación, la ubicación, la oportunidad y las posibilidades reales de ataque; ahí es donde entra en juego la habilidad de nosotros como profesionales. De otra forma no sólo no realizaremos bien nuestra labor, poniendo en peligro su vida, sino que, además, y “de regalo” para los terroristas, acabarán con un buen escolta. No permitas que eso te ocurra.
Cuando caminamos por una zona de arboleda, protegiendo a una persona al paso, los manuales nos dicen que debemos evitar pasar cerca de los árboles, en donde puede haber personas emboscadas.
Cuando nos atacan por detrás, el primer punto de atención en el que se centra el terrorista somos nosotros: el objetivo no es tan importante, porque pueden acabar con él de una forma u otra, pero los profesionales, quien puede poner en peligro toda la operación, es el escolta. A veces se tienda a proteger “en exceso” a nuestro cliente obviando esta máxima.
A nosotros se nos acercarán por detrás o a los lados, o, incluso, en coche o en moto. Elegirán los lugares más propicios para ellos, donde podrán huir mejor y donde los testigos sean mínimos: aparcamientos, zonas aledañas de parques, jardines amplios con rincones sombríos… Etc.
En otras ocasiones es el guardaespaldas quienes les sorprenden a ellos, e, incluso, se han dado casos de querer “pedirles la documentación”. No es buena consejera el hacer de héroe en estos casos. Si el terrorista quiere huir pongámosles un “puente de plata” y que se encarguen de él la policía, ya que nosotros no tenemos -ni podemos, ya que nuestro principal cometido es proteger a nuestro cliente- la capacidad ni los medios para ello.
Pero, si por el contrario, son ellos quienes nos sorprenden a nosotros, estamos acabados. Lo que buscan no es herirnos, lo que buscan es matarnos. Saben que somos un “testigo vital” en la investigación, y nos harán callar la boca. Y, luego, acabarán con nuestro protegido. ¿Qué le decimos, por tanto, a nuestro protegido? ¿Qué evite los lugares rutinarios, su bar preferido de las tardes, su rincón melancólico del parque que le trae tantos recuerdos?
Si estamos escoltando a nuestro protegido, es fácil para un grupo terrorista, relativamente, acabar con él y con nosotros por sorpresa, casi al mismo tiempo. Pero ¿y si le protegemos mediante persecución suprapanorámica? Los terroristas dudarán, el elemento sorpresa ya no lo sería tanto, y, aunque consiguieran su objetivo, muy difícilmente conseguirían salir airosos de la situación. Y eso es algo que les hará sopesar muy mucho el hacerlo.
La protección más eficaz que un escolta puede hacer no es estar todo el día sobre su protegido como una lapa, sino, siempre, elegir la manera más eficaz de protección, dependiendo de la situación, la ubicación, la oportunidad y las posibilidades reales de ataque; ahí es donde entra en juego la habilidad de nosotros como profesionales. De otra forma no sólo no realizaremos bien nuestra labor, poniendo en peligro su vida, sino que, además, y “de regalo” para los terroristas, acabarán con un buen escolta. No permitas que eso te ocurra.
VIGILANCIA MÁXIMA AL CAMINAR.
Mientras el escolta (o escoltas) caminan con el protegido, deben centrarse también en ir mirando los posibles refugios y parapetos que se encuentran por el camino, los cuales utilizarán de forma inmediata en caso de una agresión repentina.
Esto se hace mientras nos vamos desplazando, observando a la vez potenciales peligros, que nos harán movernos a izquierda o derecha del protegido, según de dónde provengan estos, sin olvidarnos de mirar arriba buscando posibles amenazas (materiales que pueden caer, francotiradores…), a nuestra espalda, a nuestros pies, y muchos metros por delante nuestro.
Aunque es algo complicado obtener soltura para realizar todas estas funciones mientras nos desplazamos, con la práctica se va adquiriendo una cierta intuición que hará que todo ello aparezca casi por reflejo.
Además no debemos olvidar prestar atención a múltiples incidencias que pueden ocurrir o estar en el camino, como charcos de barro, tapas de alcantarillas abiertas, obras... que podrían dañar al protegido o hacer que pase un momento bochornoso, lo cual entra dentro del papel de escolta evitarle.
Mientras el escolta (o escoltas) caminan con el protegido, deben centrarse también en ir mirando los posibles refugios y parapetos que se encuentran por el camino, los cuales utilizarán de forma inmediata en caso de una agresión repentina.
Esto se hace mientras nos vamos desplazando, observando a la vez potenciales peligros, que nos harán movernos a izquierda o derecha del protegido, según de dónde provengan estos, sin olvidarnos de mirar arriba buscando posibles amenazas (materiales que pueden caer, francotiradores…), a nuestra espalda, a nuestros pies, y muchos metros por delante nuestro.
Aunque es algo complicado obtener soltura para realizar todas estas funciones mientras nos desplazamos, con la práctica se va adquiriendo una cierta intuición que hará que todo ello aparezca casi por reflejo.
Además no debemos olvidar prestar atención a múltiples incidencias que pueden ocurrir o estar en el camino, como charcos de barro, tapas de alcantarillas abiertas, obras... que podrían dañar al protegido o hacer que pase un momento bochornoso, lo cual entra dentro del papel de escolta evitarle.
COMPORTAMIENTO DEL ESCOLTA EN ACERCAMIENTOS A FANS, PERIODISTAS Y AUTÓGRAFOS.
Lo mas lógico, lo más seguro y lo más normal es que las entrevistas que conceda el protegido las realice en sitios seguros, previamente analizados por nosotros y a periodistas de los que nos hayamos asegurado tanto su acreditación como identificación. Pero en algunos momentos esto no es posible. Cada vez más programas de televisión envían a reporteros audaces y astutos a colarse entre la masa de gente para que el VIP le responda a un par de preguntas, o le salude. Si es esto último puede saludar a distancia, pero, otras veces, el protegido insiste en acercase al público para firmar algún autógrafo o responder a sus preguntas.
En tales casos extremaremos la precaución al máximo, los escoltas, entonces, se acercarán al protegido, formando en torno suyo una célula de seguridad, e interponiéndose entre el protegido y los extraños, dejando el hueco mínimo imprescindible para que el VIP conteste al periodista o firme el autógrafo. Si el protegido se traslada firmando a la masa de gente, los escoltas se trasladarán con él.
Sería conveniente, también, que uno de los escoltas (o el propio protegido) llevase consigo un bolígrafo o rotulador, que es el que utilizaría el protegido para firmar el autógrafo. Asimismo, el cuarderno (u objeto) sobre el que firme se dejará que lo sostenga el propio fan alargando la mano (si no podemos mantenerlo alejado) o, en su caso, uno de los escoltas.
Lo mas lógico, lo más seguro y lo más normal es que las entrevistas que conceda el protegido las realice en sitios seguros, previamente analizados por nosotros y a periodistas de los que nos hayamos asegurado tanto su acreditación como identificación. Pero en algunos momentos esto no es posible. Cada vez más programas de televisión envían a reporteros audaces y astutos a colarse entre la masa de gente para que el VIP le responda a un par de preguntas, o le salude. Si es esto último puede saludar a distancia, pero, otras veces, el protegido insiste en acercase al público para firmar algún autógrafo o responder a sus preguntas.
En tales casos extremaremos la precaución al máximo, los escoltas, entonces, se acercarán al protegido, formando en torno suyo una célula de seguridad, e interponiéndose entre el protegido y los extraños, dejando el hueco mínimo imprescindible para que el VIP conteste al periodista o firme el autógrafo. Si el protegido se traslada firmando a la masa de gente, los escoltas se trasladarán con él.
Sería conveniente, también, que uno de los escoltas (o el propio protegido) llevase consigo un bolígrafo o rotulador, que es el que utilizaría el protegido para firmar el autógrafo. Asimismo, el cuarderno (u objeto) sobre el que firme se dejará que lo sostenga el propio fan alargando la mano (si no podemos mantenerlo alejado) o, en su caso, uno de los escoltas.
COMPORTAMIENTO DEL ESCOLTA EN CENTROS COMERCIALES Y LUGARES DE OCIO.
Una de las mayores contradicciones para el escolta es tener que realizar su trabajo viendo como los demás se divierten, es más, mientras su propio cliente se está divirtiendo. Y no solo por el hecho en sí, sino por tener que verse obligado a minimizar aún más su afán protector. Para que su labor no resulte tan ingrata y, a veces, exasperante, es crucial la colaboración del protegido. No obstante es bastante lógico que esto en muchas ocasiones no ocurra, y es entonces cuando nos vemos obligados a hacer uso de todos los recursos a nuestra disposición.
El cliente creerá, obviamente, que esta vez, como todas las anteriores, no ocurrirá nada. Bien, eso es bueno. Pero por si acaso ocurre algo es para lo que estamos nosotros.
Lo malo es que también depende mucho de la edad que tenga nuestro protegido, como este sea un adolescente podemos acabar la noche como niñeras, no solo de él, sino de los demás miembros de su panda y amigos.
Lo bueno sería que, por lo menos, nuestro cliente no bebiera aalcohol: si ya es complicado proteger a alguien así, mucho mas lo es si además tenemos que vigilarlo borracho.
Hay cosas que se deberían dejar claras a nuestros protegidos, como es este tema de las drogas, pero, aún así, no siempre nos van a hacer caso.
Si esta borracho y es difícil de controlar podremos optar por meterlo en el coche y llevarlo a casa sin contemplaciones. Da igual que nos amenace con despedirnos o denunciarnos, siempre es mejor perder un trabajo que perder un cliente por haber hecho mal nuestro cometido.
Lo que no debemos hacer es, por mucho que nos enfademos, dejarlo solo e irnos. Siempre le devolveremos sano y salvo a su casa y, una vez en ella, podremos tomar las decisiones extremas que nos plazcan.
Insistiremos siempre, eso si, para que no vaya a los mismos lugares a la misma hora, y pondremos especial hincapié en facilitar que su protección no signifique un agobio. Recordemos que él se está divirtiendo.
Prestaremos especial atención a las personas, sobre todo desconocidas, que conoce y se encuentra, recordando sus rasgos faciales e, incluso, tomándoles fotos con las técnicas que deberíamos ya dominar. Dichas fotos las incorporaremos a su dossier personal junto con el día y la hora (nota: la creación y mantenimiento de tales dossieres esté prohibido en muchos países).
Llevaremos un recuento de los sitios que visita, sus propietarios, fecha de apertura y todo lo que nos pueda ser útil (esto es importante en determinadas zonas donde los grupos terroristas poseen una amplias raíces sociales).
En su caso, le convenceremos para que tenga un número de teléfono "basura", que facilitará a todos sus amigos esporádicos o contactos de una noche, lo mismo con direcciones de correo electrónico, que, además, deberá poseer configuración de alta seguridad.
Aunque todos sepan que eres su escolta, el te presentará, siempre que lo haga, como un amigo, enfatizando que eres su amigo "callado y tímido". Ya habrá tiempo para que descubran la realidad después.
No confraternices con sus nuevas amistades, ni con sus amigos de toda la vida. Es mejor pasar por un ser huraño y distante que no por un detective de novela policíaca, cuyo papel no solo no te corresponde sino que, además, no podrías utilizar llegado el caso.
Es muy tentador, a veces, querer participar de las discusiones y conversaciones de sus amigos, sin embargo no debes olvidar que esos no son tus amigos y que cualquiera de ellos podría convertirse en un soplón de lo que digas. No caigas en la antigua trampa de querer ser la estrella de la reunión. Y, si te embaucan, recurre a las "Técnicas de Distracción".
En las tiendas y centros comerciales donde salga de compras acompáñale hasta la caja, y ponte entre el y el cliente siguiente. Despreocúpate de lo que compre, de quien llene las bolsas o del dinero: ocúpate solo de su seguridad. Así le ayudarás a que actúe siempre con naturalidad y como si tú no estuvieras.
Podemos elegir, antes de salir, un lugar de reunión en caso de extrema necesidad y de que ocurra algo que obligue a separaros. Dicho lugar deberá ser público, preferentemente, y estar abierto hasta altas horas. El hall de un centro comercial o determinado restaurante del mismo centro es un buen lugar. Deberás elegir un lugar discreto en el que pueda ver sin ser visto por todo el que pase y que, además, pueda ser vigilado todo el tiempo por camareros, trabajadores, etc.
Recuerda, por último, que en la calle es vital que conozcas la multitud de técnicas de seguimiento para que puedas contrarrestarlas. Los terroristas no te van a dar tregua, aunque estemos en un pueblo o ciudad. No les des tu tampoco tregua a ellos.
Una de las mayores contradicciones para el escolta es tener que realizar su trabajo viendo como los demás se divierten, es más, mientras su propio cliente se está divirtiendo. Y no solo por el hecho en sí, sino por tener que verse obligado a minimizar aún más su afán protector. Para que su labor no resulte tan ingrata y, a veces, exasperante, es crucial la colaboración del protegido. No obstante es bastante lógico que esto en muchas ocasiones no ocurra, y es entonces cuando nos vemos obligados a hacer uso de todos los recursos a nuestra disposición.
El cliente creerá, obviamente, que esta vez, como todas las anteriores, no ocurrirá nada. Bien, eso es bueno. Pero por si acaso ocurre algo es para lo que estamos nosotros.
Lo malo es que también depende mucho de la edad que tenga nuestro protegido, como este sea un adolescente podemos acabar la noche como niñeras, no solo de él, sino de los demás miembros de su panda y amigos.
Lo bueno sería que, por lo menos, nuestro cliente no bebiera aalcohol: si ya es complicado proteger a alguien así, mucho mas lo es si además tenemos que vigilarlo borracho.
Hay cosas que se deberían dejar claras a nuestros protegidos, como es este tema de las drogas, pero, aún así, no siempre nos van a hacer caso.
Si esta borracho y es difícil de controlar podremos optar por meterlo en el coche y llevarlo a casa sin contemplaciones. Da igual que nos amenace con despedirnos o denunciarnos, siempre es mejor perder un trabajo que perder un cliente por haber hecho mal nuestro cometido.
Lo que no debemos hacer es, por mucho que nos enfademos, dejarlo solo e irnos. Siempre le devolveremos sano y salvo a su casa y, una vez en ella, podremos tomar las decisiones extremas que nos plazcan.
Insistiremos siempre, eso si, para que no vaya a los mismos lugares a la misma hora, y pondremos especial hincapié en facilitar que su protección no signifique un agobio. Recordemos que él se está divirtiendo.
Prestaremos especial atención a las personas, sobre todo desconocidas, que conoce y se encuentra, recordando sus rasgos faciales e, incluso, tomándoles fotos con las técnicas que deberíamos ya dominar. Dichas fotos las incorporaremos a su dossier personal junto con el día y la hora (nota: la creación y mantenimiento de tales dossieres esté prohibido en muchos países).
Llevaremos un recuento de los sitios que visita, sus propietarios, fecha de apertura y todo lo que nos pueda ser útil (esto es importante en determinadas zonas donde los grupos terroristas poseen una amplias raíces sociales).
En su caso, le convenceremos para que tenga un número de teléfono "basura", que facilitará a todos sus amigos esporádicos o contactos de una noche, lo mismo con direcciones de correo electrónico, que, además, deberá poseer configuración de alta seguridad.
Aunque todos sepan que eres su escolta, el te presentará, siempre que lo haga, como un amigo, enfatizando que eres su amigo "callado y tímido". Ya habrá tiempo para que descubran la realidad después.
No confraternices con sus nuevas amistades, ni con sus amigos de toda la vida. Es mejor pasar por un ser huraño y distante que no por un detective de novela policíaca, cuyo papel no solo no te corresponde sino que, además, no podrías utilizar llegado el caso.
Es muy tentador, a veces, querer participar de las discusiones y conversaciones de sus amigos, sin embargo no debes olvidar que esos no son tus amigos y que cualquiera de ellos podría convertirse en un soplón de lo que digas. No caigas en la antigua trampa de querer ser la estrella de la reunión. Y, si te embaucan, recurre a las "Técnicas de Distracción".
En las tiendas y centros comerciales donde salga de compras acompáñale hasta la caja, y ponte entre el y el cliente siguiente. Despreocúpate de lo que compre, de quien llene las bolsas o del dinero: ocúpate solo de su seguridad. Así le ayudarás a que actúe siempre con naturalidad y como si tú no estuvieras.
Podemos elegir, antes de salir, un lugar de reunión en caso de extrema necesidad y de que ocurra algo que obligue a separaros. Dicho lugar deberá ser público, preferentemente, y estar abierto hasta altas horas. El hall de un centro comercial o determinado restaurante del mismo centro es un buen lugar. Deberás elegir un lugar discreto en el que pueda ver sin ser visto por todo el que pase y que, además, pueda ser vigilado todo el tiempo por camareros, trabajadores, etc.
Recuerda, por último, que en la calle es vital que conozcas la multitud de técnicas de seguimiento para que puedas contrarrestarlas. Los terroristas no te van a dar tregua, aunque estemos en un pueblo o ciudad. No les des tu tampoco tregua a ellos.
PROCEDIMIENTOS EN LOS DESPLIEGUES
Es la organización de personal de protección y de seguridad en diversos despliegues alrededor del personaje para protegerlo contra cualquier tipo de agresión o injurias. Un despliegue es el perímetro interior de seguridad para la protección del personaje.
Los agentes situaciones previamente y/o servicios policiales uniformados generalmente forman en los perímetros exteriores.
Normas generales :
1- El grupo desplegado siempre se desplaza junto al personaje cuando éste se encuentra fuera del lugar seguro.
2- La formación, independientemente del número de elementos que la integren, proporciona una cobertura de 360 grados.
3- El tipo de despliegue dependerá del número de agentes disponibles.
4- La formación se mueve siempre con el protegido cuando éste se encuentra fuera de la zona protegida.
5- En general, los agentes en formación a pie tratarán de mantenerse al menos a la distancia de un brazo del protegido.
6- Esta norma puede variar, dependiendo tanto de la zona como del número de otras personas presentes.
7- El tipo de formación utilizado dependerá de los efectivos disponibles y de la amenaza contra el Equipo de Seguridad.
8- El Jefe de Escolta se mantiene siempre cerca al protegido ya que su función principal es la de servir de cobertura personal en caso de que se produjera un ataque.
9- Como las formaciones deben ser flexibles, será preciso, pues, que los agentes estén preparados para tomar posiciones vacantes en la formación o cambiar de formación si la situación así lo requiere para mantener el concepto de los 360 grados.
10- Cuando se trabaja con aglomeraciones de público o espectadores, los agentes deberán tener en cuenta las partes expuestas del cuerpo del protegido, la protección de sus armas y la importancia que tiene el vigilar las manos de las personas de entre el público.
11- Cuando se trabaja con el protegido, los agentes no deberán estar mirando directamente al mismo, sino de cara hacia afuera del grupo para vigilar al público y los alrededores próximos en caso de un posible atentado. Este procedimiento es especialmente importante para los miembros del perímetro exterior.
Es la organización de personal de protección y de seguridad en diversos despliegues alrededor del personaje para protegerlo contra cualquier tipo de agresión o injurias. Un despliegue es el perímetro interior de seguridad para la protección del personaje.
Los agentes situaciones previamente y/o servicios policiales uniformados generalmente forman en los perímetros exteriores.
Normas generales :
1- El grupo desplegado siempre se desplaza junto al personaje cuando éste se encuentra fuera del lugar seguro.
2- La formación, independientemente del número de elementos que la integren, proporciona una cobertura de 360 grados.
3- El tipo de despliegue dependerá del número de agentes disponibles.
4- La formación se mueve siempre con el protegido cuando éste se encuentra fuera de la zona protegida.
5- En general, los agentes en formación a pie tratarán de mantenerse al menos a la distancia de un brazo del protegido.
6- Esta norma puede variar, dependiendo tanto de la zona como del número de otras personas presentes.
7- El tipo de formación utilizado dependerá de los efectivos disponibles y de la amenaza contra el Equipo de Seguridad.
8- El Jefe de Escolta se mantiene siempre cerca al protegido ya que su función principal es la de servir de cobertura personal en caso de que se produjera un ataque.
9- Como las formaciones deben ser flexibles, será preciso, pues, que los agentes estén preparados para tomar posiciones vacantes en la formación o cambiar de formación si la situación así lo requiere para mantener el concepto de los 360 grados.
10- Cuando se trabaja con aglomeraciones de público o espectadores, los agentes deberán tener en cuenta las partes expuestas del cuerpo del protegido, la protección de sus armas y la importancia que tiene el vigilar las manos de las personas de entre el público.
11- Cuando se trabaja con el protegido, los agentes no deberán estar mirando directamente al mismo, sino de cara hacia afuera del grupo para vigilar al público y los alrededores próximos en caso de un posible atentado. Este procedimiento es especialmente importante para los miembros del perímetro exterior.
EL ARTE DE SABER MANDAR.
El arte de mandar reposa en las cualidades personales y el conocimientos de los principios generales de la administración : Unidad de mando, unidad de dirección, autoridad, disciplina, jerarquía , subordinar el interés particular al interés general.
El jefe debe ser sereno, inescrutable, imparcial y tener control sobre sí mismo. Debe ser capaz de tener planes que sean ignorados por sus oficiales y subalternos. Debe tener presente que la llamada "Prognosis" del enemigo debe provenir de hombres que conozcan la situación del mismo y que manejar agentes de inteligencia requiere ser sabio, sagaz, humano y justo. En el arte de las operaciones de seguridad y protección lo importante es engañar al enemigo, cambiando en forma intempestiva las tácticas para evitar la rutina y la habitualidad.
El arte de mandar reposa en las cualidades personales y el conocimientos de los principios generales de la administración : Unidad de mando, unidad de dirección, autoridad, disciplina, jerarquía , subordinar el interés particular al interés general.
El jefe debe ser sereno, inescrutable, imparcial y tener control sobre sí mismo. Debe ser capaz de tener planes que sean ignorados por sus oficiales y subalternos. Debe tener presente que la llamada "Prognosis" del enemigo debe provenir de hombres que conozcan la situación del mismo y que manejar agentes de inteligencia requiere ser sabio, sagaz, humano y justo. En el arte de las operaciones de seguridad y protección lo importante es engañar al enemigo, cambiando en forma intempestiva las tácticas para evitar la rutina y la habitualidad.
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